Un hombre tras
los versos.
Un hombre,
escondido tras un árbol de letras,
va escribiendo pasos entre líneas del destino,
mientras busca su imagen en el espejo de unas páginas,
que apenas dejan ver su opaco rostro.
Como el dependiente al fármaco,
es
su alma a los versos,
dopa su aliento con las letras
que lo sacan de su fútil universo.
Juega
con palabras
se distrae con páginas de pensamientos,
más no los suyos,
de los cuales huye,
como si fueran fantasmas que
le asustan en su encierro.
Una fuerza desgastada,
una opaca ilusión,
son el alma de unos versos,
del sentido y sin sentido
en un destino extraviado.
Acompaña su soledad con palabras
que dibuja de
forma y colores,
mientras tanto la entretiene con
historias
que le cuenta junto al lecho
esperado que le acompañe en su sueño.
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