jueves, 19 de febrero de 2015

Te voy a amar.

Te  voy a amar.

Quiero dibujar un  cuadro con tu  efigie,
hacer un poema  con tus  palabras,
 componer una  melodía con tu  voz,
 escribir  un cuento con tu historia,
edificar una torre alta  con tu sueños;
pero,
   no  sé escribir,
no sé  dibujar,
no sé  cantar
no se edificar.

Ya  sé lo que  haré:
Te voy a  amar.

Optimismo

Optimismo
Estoy construyendo un muro
que  separa:
Mi  sol irradiante de mi luna  triste, 
mi presente vivo de mi  pretérito agonizante,
mi fe clara de mi duda vacilante,
mi confianza  amplia de mi  miedo limitante,
mi jardín florecido de mi huerta desolada.  

Estoy  construyendo un puente
que une:
mis sueños dormidos  con mis ojos  velando,
mi palabras de papel  con mi frente sudando,
mi cuarto  vacío con mi alma  habitada.

Estoy construyendo un puente
de fe,
 amor 
y esperanza

por  el que voy caminando. 

lunes, 16 de febrero de 2015

Deseo de ti ( I ).

Deseo de  ti  ( I ).

En el desierto de  tu cuerpo quiero
sentir la sed  de mi cuerpo,
beber  en la fuente  de  tu pubis,
tocar  el timbre  de tu extasiáis.

Adentrarme  en ese  océano de  pasión
en el que me  pierdo
como se pierde  el drogadicto en su droga
y el alcohólico en su alcohol,
quiero  perderme  en la  dependencia  de  tu
cuerpo,
y en la  adicción de  tu pasión.

Besar  tus labios,
tocar  tu cuerpo,
adentrarme  en tu alma quiero.

Tus pechos son mi pasión
y  tu pubis mi excitación,
tu rostro mi ternura

y tus manos mi tentación.

Pausa.

Pausa.

Hago  una  pausa y me escondo en ella,
me quedo  quieto,
tan quieto,
que evito aunque sea 
el toque  de la  suave  brisa.

Borro la memoria,
temo a los recuerdos cándidos
que le dan nacimiento al lacerante presente,
y no menos  temo a los recuerdos dolorosos
que acribillan esta pausa  de cueva tranquila.

Un cerrar los  ojos  evita ver  el  oscuro presente,
un cerrar los  ojos impide mirar al ensangrentado pasado,
un cerrar los ojos que me  dice que sigo  vivo,
pero que mejor cerrarlos,
que así  se evita sentirse vivo
 cuando se parece muerto.


La casa vacía.


La casa   vacía.

La  copa  está  vacía,
la mesa  ya no luce elegante
ni la  botella  se  viste  de  fiesta
pues las  velas están apagadas.

El pasillo sigue  frió 
pero lleno de  tristeza
que no encuentra ya consuelo
en una  cama llena de  soledad
o en una habitación
 muerta de  recuerdos.

La ducha moja  sin sentido
pues no logra  distinguir
entre el agua fría o caliente
que le exigías  sin cesar.

Tus  recuerdos me despiertan la  tristeza
y son lo único que encuentro
en esta casa  llena de  soledad,
aunque sé  que  habitas en mi pecho,
no evito la  melancolía
de añorar  tu presencia
y me consuela la  esperanza 
de  volverte  a  encontrar.


Versos en las nubes.




Versos  en las  nubes.

Escribo estos versos en las nubes
donde  vuelan letras,
 como hojas de los árboles en el otoño,
y que solo tú  sabes  leer en el viento,
como el profeta  lee los  signos  de los tiempos.

El cielo es una pizarra escrita
con  frases llenas  de recuerdo
y la luna que alumbra  en la noche
un poema declamado en el firmamento.

Las estrellas incontables,
son la medida de mi amor,
 que no cuenta
hasta dos, 
que no cuenta  hasta diez,
simplemente sin medida
 simplemente es  mi amor.

Tiempo y distancia.

Tiempo y distancia.

Ni los  kilómetros,
ni los  días  del calendario,
 ni  las horas del reloj
medían el espacio,  
el tiempo o  los días
en los que nos perdíamos por amor.

Nuestras  almas  se fundían
sin distancia ni frontera,
para todos
 el reloj  avanzaba, 
 para nosotros,
 el  tiempo era una concepto
 que no existía en nuestra razón .

Hoy la  distancia es una excusa,
el reloj una manera de apurar,
los kilómetros
son una frontera
que  reflejan las distancias
del  corazón.

¿Son  el tiempo y  la  distancia una realidad?
o
¿ Son simples ánimas que viven
de la ilusión del corazón?



Tarde de lluvia.

Tarde de lluvia. 

En una  tarde  de  lluvia
con el alma  fría,
sentado en el viejo  sillón de mi sala,
con el libro en la mano
aunque leyendo nada.

Sirvo la copa de vino  
y  pierdo la mirada
entre las  gotas  de lluvia
que discurren por la montaña.

Veo caer  tu  recuerdo en cada  gota
que moja  la  tierra y la  empapa
como empapando mi alma  de la  tuya,
mi memoria  de  tu recuerdo,
y mi corazón de tu  nostalgia.

Noche

Noche

Noche lúgubre
de acompañada  soledad
y  estruendoso silencio
que  te pasean  por  las calles 
tan libre como el viento,
mientras acompañas  los pasos
y los cantos de los bohemios.

Noche  silenciosa
habitada por las almas de los recuerdos,
que mientras duermen los vivientes
hablas con la  voz de los árboles
que se animan con el viento.

Noche  quieta
que reavivas la memoria
del que se descubre vivo en el silencio,
mientras reconoce  la culpa
y da gracias al cielo.

Noche, noche,
aunque pareces muerta
estás  tan viva,
cuando pareces quieta
 es cuando más  caminas
 por  las  calles  de mi existencia,
cuando pareces  silenciosa
 es cuando más  me  hablas al oído
reavivando  los recuerdo. 

Cama de motel.

Cama  de  motel.

¿Qué  tienen  esas camas que  difieren  de las otras?
Y no precisamente  en el color,
ni  el tamaño,
 ni la  marca.

Quizás  son sus sábanas
tan blancas  como las  de un hospital,
tan inocentes como la mente de un  niño.

 Sábanas  que son como libros
llenas  de historias tan variadas,
 tiernas, trágicas e imaginables;
como variadas,
tiernas, trágicas e  imaginables 
son los  deseos 
de los amantes.

Sábanas  que  escriben  cada  día
historias tristes de infidelidades que
se  desploman  sobre  la conciencia
de los culpables.

Sábanas  que  son como  cómplices
de inocentes amantes  desesperados 
que buscan un rincón
para  desahogar  sus amores.  

Cada  sabana  es una página de  recuerdos,
de nostalgias,
de secretos,
de amores  y desamores.

 Eso,
quizás eso,

 sea  lo que  hace  esas camas diferentes. 

Los versos son una conquista.

Los  versos son una conquista.

Los  versos  del poeta   siempre son una  conquista,
los  de Juan Gelman  a  sus  siete  años,
 tras  la niña  de  los nueve,
los  del enamorado buscando los ojos  de  su amada,
los  del desterrado anhelando el  regreso a  su patria,
los del literato  que  habla por  el pueblo oprimido;
y así,  
los versos del poeta
 son siempre una conquista.

Conquistan los  versos  el corazón de  la amada,
conquistan los versos la mente del filántropo,
conquistan los  versos la bella  mirada  del Altísimo,
conquistan los  versos un instante del  lector
que por  curiosidad lee unas líneas  
aunque  después  diga:
 que ñoño.


Noche nevada.

Noche  nevada.

Cae  la  nieve y la noche  se pone más  fría,
yo,
 calentándome    estoy
en la  hoguera  de  tus recuerdos.

La noche  se  cubre  de  blancura
como si quisiera  hacerse  impoluta
y  llenarse  de indulgencia,
 para liberarse    de los  fantasmas
que  corrompen  su inocencia.

La noche nevada  viene  acompañada
de  silencio y de quietud,
de  recuerdos  y  de soledad;
mientras los amores iniciados
 se  calientan con abrazos
 los amores  desgastados
tiritan  de nostalgia y de rechazos.

Sigue  cayendo  la  nieve
y yo  me sigo calentando
en la hoguera de  tus recuerdos.


Mírame como soy.

Mírame  como  soy.

Mírame sin tus lentes,
mírame  como soy
mírame  sin esquemas
mírame  así  como  estoy.

Mírame  sin  pretérito,
mírame  sin prejuicio y sin temor
que cuando  se  mira
solo  se  observa 
cuando se  mira con amor.

No me  disfraces,
no me  confundas,
no me  transformes,

 no me  construyas.

Solamente mírame,
 tal como  soy. 

Recuerdos.

Recuerdos.

En  esas  noches  silenciosas,
en esas tardes  desoladas,
en esas  mañanas  tan ausentes
en que  el alma  se  siente  tan vacía  de  todo
y tan llena  de  nada.

Salgo  a  recoger mis  pasos
por  los  alcorces  del pasado,
subiendo   el altozano  de  los  triunfos,
despeñando  los farallones  del  descalabro.

Una canción entonces,
una  fotografía,
o un poema;
hacen de cómplice,
de amigo y compañero
en ese periplo  a la  nostalgia
que logra  despertarme  el alma.  
 

Canguelo.

Canguelo.

Hoy  tengo miedo
 que  el canguelo  sea  mi amigo,
la  indiferencia sea mi  sombra
y la  costumbre  mi  rutina.

Hoy  tengo miedo a mirar:
el  cielo sin ver  sus  estrellas,
el bosque  sin  ver  sus  árboles,
la tormenta  sin ver  sus  gotas,
el  hombre sin ver  sus  sueños,
el dolor  sin ver  sus cabildadas.

Tengo miedo
 a  caer sin levantarme,
a  tropezar  la  piedra  sin quitarla  del alcorce,
a despertarme sin  mis sueños,
a  sentir que  el alma  está vencida,
a  encontrar  mi sefiní.

Hoy tengo miedo,
que  mañana  estas  palabras,
 queden en mi olvido.



miércoles, 21 de enero de 2015

Deseo de ti. (II)


Deseo  de ti. (II)

Arde mi cuerpo  de  pasión por  tenerte
y  hacerte  presa entre mis  brazos,
fundir  tu  aliento  con el mío
en una  mezcla de  besos con sabor
 a  amor  y a pasión.

Adentrarme en tu  cuerpo quiero,
 como  el  rió se adentra  en el mar,
como  se pierde  el  arcoíris  en el cielo
perderme  en  tu cuerpo quiero.

Caminar  con mi  deseo  por  la colina  de tus  pechos,
pasear  de un lado  a  otro por el valle de tu  pubis
 entrar  y salir  por  tu puerta
temblando,
 no  de miedo sino  de  pasión.

 Ver  tu rostro  perdido de deseo
que aclama mis besos y caricias
hasta  llevarte 
al firmamento de  tu  gloria.

Que complacido mi cuerpo de complacer el tuyo,
tus ojos me miren mientras te miro,
y nuestros  silencios hablen un te  quiero,
mientras nuestras  manos acarician con ternura
nuestros  rostros que reflejan complacencia mutua. 

En la estratosfera de cuerpo.

En la estratosfera de cuerpo.

En  mi pensamiento entro lento
en la  estratosfera de  tu  cuerpo,
a donde me lanzas  extasiado con esa mirada
que aumenta la temperatura de mi cuerpo
cada centímetro que me  adentro.

Me  acerco a  tu distancia
a tan solo  trece pasos de mi presencia,
y  con mis labios derretidos  por el calor de  tu cuerpo
susurro tembloroso  frases a tu oído
que arden en mí
como llamas encendidas  por  tu amor.

Ansía mi alma tu presencia
y mis  ojos  tu mirada,
como ansía el niño
 el  regalo en sus cumpleaños.

Como el sediento ansia el agua,
y el enamorado ansía los  labios  de  su amante;
ansío yo amada mía,
 arder entre tus  brazos.

Un hombre tras los versos.

Un hombre  tras  los versos.

Un hombre,
escondido tras un árbol de letras,
va escribiendo  pasos entre  líneas del destino,
mientras busca su  imagen en el espejo de  unas páginas,
que apenas dejan ver su opaco rostro.

Como el  dependiente al fármaco,
es  su alma a los versos,
dopa su aliento con las  letras  
que lo sacan de su fútil  universo.

Juega  con palabras
se distrae con páginas de  pensamientos,
más no los  suyos,
 de los cuales huye,
 como si fueran  fantasmas que
le asustan en su encierro.  

Una fuerza desgastada,
una opaca ilusión,
son el alma de unos versos,
del sentido y sin sentido
en un destino extraviado.

Acompaña su soledad con palabras
 que dibuja de  forma y colores,
mientras tanto la entretiene con historias
que le cuenta junto al lecho
esperado que le  acompañe  en su sueño.