jueves, 27 de febrero de 2014

Tu partida.

Tu partida.

En el fondo sabía que  te  marcharías,
sentía  tus pasos de distancia,
aun  cuando parecías  estar junto a mí.

Sintiendo cómo te  marchabas
con paso lento y sin poder detenerte,
en momentos hacia simulacros
te  tu parida,
me  sentaba en el mismo lugar
donde  solías sentarte junto a mi
 miraba  tu  silla  vacía,
 le habla a tu ausencia
y  con mi rostro triste y enamorado,

levantaba mi mano para decirte adiós.

Cofre.

Cofre.

Tengo en  un cofre  guardados  todos tus besos,
tus palabras  y tus  abrazos.

Bajo llave he  guardado
esos momentos  inolvidables
 bajo la luz  de una  luna  llena
y el  calor  de un fuego ardiente;
he  guardado en mi cofre,
esos  besos  embriagados
con sabor  a vino,
y  esos abrazos
profundos como el mar,
esas mañanas recién nacidas  a tu  lado
y esas noches muertas entre  tus  brazos.


martes, 11 de febrero de 2014

Hay poemas en mi libro.

Hay poemas en mi libro.
Hay poemas en mi libro con el alma muerta,
mausoleos de recuerdos  blanqueados,
 piezas literarias de una  antología del pasado.
Hay  poemas llenos  de  vida espiritual
que nacen de lo  divino,
emanan  de lo  alto como una  epifanía
y a lo alto  retornan como una  oración,
y no  sin antes empapar lo humano  de lo trascendente,
como  empapa la  lluvia a la  tierra antes de regresar.  
Hay poemas  con el alma enamorada,
con el corazón latiendo y la sangre hirviendo,
poemas llenos  de  pasión,
 poemas llenos de amor;
poemas que nacen de un  alma  gemela,
poemas que le  dan vida  a la palabra,
y brillo al  corazón.
Hay poemas tristes,
 escritos sobre  papel  rasgado;
hay poemas de ilusión,
escritos  bajo el sol brillante;
hay poemas de confusión,
escritos en una  noche de nubes oscuras
al lado de una lámpara sin aceite.
Hay poemas  alegres,
 que nacen en una  maña animada por  el canto de los pájaros,
o en un jardín de  flores coloridas.
Hay poemas  de silencio,
con palabras mudas y letras borrosas,
tenues como un pábilo vacilante,
fríos como una mañana de invierno
y a formes e inútiles como un   adoquín  sin terminar,
insípidos como la sal  sosa,
sencillamente poemas que nacen sin querer
y que divagan sobre el papel,
 como divaga por la vida el hombre sin destino,
o la ola por el mar.
Hay poemas de soledad,
escritos en momentos de distancia y ausencia:
Distantes como  una  isla perdida,
ausentes como  el que se ha marchado.
Hay poemas en mi libro con tiempos, sentimientos y colores,
porque  el poema  es una reverberación  del alma y de  la  vida.



viernes, 7 de febrero de 2014

Así es la vida.

Así  es la  vida.

A veces  es  de noche, a veces  es  de  día  y   así es la  vida,  en  ocasiones es tan  clara, iluminada por  el irradiante sol   o   por  la  clara luna, y en momentos   es  tan  obscura que hasta nos  vislumbra,  la  luz  que  nos     hace  ver la  existencia  con duda.

Anoche  solo  había  alegría, besos,  promesas  y  armonía, hoy  rostros  tristes,  alma herida, actitudes  y  palabras  que  suscitan  melancolía    y  agonía, En fin  así es la  v ida.
A veces  es  de noche, a veces  es  de  día  y   así es la  vida,  en  ocasiones es tan  triste y  tan dura   que solo  tu presencia,  una   palabra o  una  sonrisa  tuya pueden acabar la penuria.
A veces  es  de noche, a veces  es  de  día   y  en fin  así es la  vida.

No te vayas.

No te vayas.

Estás ahí tan cerca  y tan distante,
cerca en mi pasado, distante en mi futuro,
cerca en el amor, distante en el miedo.

No te vayas, no me dejes, no me  salves,
no me juzgues, no me condenes,
ámame y perdóname.

No te busco  estoy a tu lado
pues nunca te he dejado,
en el frío junto a ti he temblado
hasta encontrar el calor,
en la tristeza junto a ti he llorado,
hasta secar la lagrima
en la alegría mi sonrisa contigo he compartido
y  la  tuya y la mía en una se han fundido.

No te vayas, no me dejes, no me salves,
no me guardes en el  recuerdo de tus  dolores,
no me juzgues, no me condenes,
mírame con amor y me encontrarás en lo profundo de tu alma
donde al llegar para siempre me he quedado.





Es la poesía mi voz.

Es la poesía mi voz.

Es la poesía mi  voz,
el lápiz  y el papel mis  amigos;
los versos  una  lagrima, una  sonrisa;
la palabra un rostro al descubierto,
la inspiración un corazón latiendo, 
las musas  del  pensamientos.

En la voz  de los  versos
habla  el sentimiento,
se  calla  la razón,
 y diserta el corazón.


miércoles, 5 de febrero de 2014

Dilema.

Dilema.

Estás  a  la  puerta 
y no sé  si debas  entrar,
Sé  que  quiero que  entres 
y  no sé  si  quieras  entrar.

Es  tu presencia una  sombra,
y no sé  si es  realidad,
quiero  que  sea real,
 quiero  que  sea  verdad,
es  tan  confusa  esa  sombra que 
a veces  parece  que fuera verdad.

Sé  que  tus  ojos  me  miran,
y no  sé  si me miran a mí,
no niego  que muero
porque algún día  me  puedas  mirar.

Tus  palabras  me hablan,
y no sé  si me  hablen a  mí,
pero mis oídos ansían, 
que  me  hablen  de  ti.

Tus  manos  me  rosan,
y  a veces  las  siento  esquivar,
cuando las  siento tan  cerca
es  como  si  me  quisieran tocar. 

Fluir y libertad.

Fluir  y libertad.

Deja  que el río  fluya,
no trates inútilmente  de detener  su cauce;
descubre el propio cause de  tu interior.

Deja  que los pájaros emprendan  su vuelo,
por  algo Dios les  dio sus alas;
deja que el otoño y el invierno  generen  su efecto,
luego vendrá la primavera;
deja que lo pequeño crezca,
y lo joven se envejezca,
todo lo que  comienza tiene que  acabar.

Deja que  se  vayan  los  que se necesitan marchar
y vuelvan los  que decidieron regresar.


Deja que el reloj marque  su hora,
no te quedes mirando  atrás,
al terminar  su siclo volverá al mismo lugar,
aunque ya otro tiempo será;
entiende que avanzar  se logra  hacia  adelante
y no caminar es  atrasar.

Luego entonces comprenderás  que todo  fluye, cambia y  se  trasforma;
que nada te pertenece y  eterno es solo Dios,
que  seguro solo tenemos la muerte y
para los  que tienen fe, la  eternidad.

En tomar conciencia de   esto
está  la  clave  de  amar  con  libertad,
llevar una vida  sin apegos
y experimentar  felicidad.




Hay momentos.

Hay momentos .

Hay momentos  que nos  sentimos  tan ausentes
que parece  que nos tomáramos un trago de muerte
o nos  bebiéramos  una cucharada de indiferencia,
nos  sentimos  tan impertérritos ante  la vida  
 con la indiferencia que la roca  destroza la  ola
o la luna mira al ingenuo perro que le  ladra.

Hay momentos  que nos  sentimos  tan ausentes
que parece  que el  viento se nos llevara las  palabras
y la obscuridad nos  cerrara  los  ojos,
tan lívidos ante la  vida,
que ni siquiera le vemos sus  grises.

Hay momentos  que nos  sentimos  tan ausentes
que solo nos provoca hacer  silencio,
taparnos los  oídos,
borrar lo  escrito,
partir la punta  la  lápiz
cerrar los  ojos como los cierra el niño  que  se  duerme,
y  perdernos en el olvido.