Fluir y libertad.
Deja que el río fluya,
Deja que el río fluya,
no trates
inútilmente de detener su cauce;
descubre el
propio cause de tu interior.
Deja que los pájaros emprendan su vuelo,
por algo Dios les
dio sus alas;
deja que el
otoño y el invierno generen su efecto,
luego vendrá
la primavera;
deja que lo
pequeño crezca,
y lo joven
se envejezca,
todo lo
que comienza tiene que acabar.
Deja
que se
vayan los que se necesitan marchar
y vuelvan
los que decidieron regresar.
Deja que el
reloj marque su hora,
no te quedes
mirando atrás,
al
terminar su siclo volverá al mismo
lugar,
aunque ya
otro tiempo será;
entiende que
avanzar se logra hacia
adelante
y no caminar
es atrasar.
Luego
entonces comprenderás que todo fluye, cambia y se
trasforma;
que nada te
pertenece y eterno es solo Dios,
que seguro solo tenemos la muerte y
para
los que tienen fe, la eternidad.
En tomar
conciencia de esto
está la
clave de amar
con libertad,
llevar una
vida sin apegos
y
experimentar felicidad.
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