martes, 28 de enero de 2014

Casualidad de mi.

Casualidad de mí.

Te has  preguntado,
al contemplar un eclipse
¿Qué  es lo que realmente admiras?

Será:
¿El fenómeno natural en si,
la luna  alineada  con el sol?
La obscuridad,
 la  claridad 
o más bien admiras:
La  casualidad,
la novedad
lo poco convencional  de un día en oscuridad
y una noche en claridad,
el tiempo que  tuviste  que esperar
para que pudiera acontecer
o la incertidumbre de  no saber
 cuándo lo volverás  a ver
Ahora entiendes
 ¿Por qué poco me  ves? 


Encuesta.

 Encuesta.

Me encuestas con tu  diccionario de preguntas
paseándome en un  tren de interrogantes
que me  desplaza por mi historia
como si  ayer, hoy  y mañana  fueran
una  sola pagina
en este libro de  sucesos.

Me  lanzas a ese  río de interrogantes
como  queriendo levantar  la  sabana que me arropa,
desgarrar cada  parte  que me viste
y desnudarme  todo.

Cada pregunta
es parte de una sucesión de preguntas
que  examinan cada  instante de mi  historia,
como si quisieras verme sin confusiones,
mirarme sin tus lentes,
salir  corriendo llena  de espanto y  asombro,
pararte en una esquina,
sentarte en una  banca,
encuestarte en tu diccionario de preguntas,
sumergirte en tu río de interrogantes,
desvestirte toda,
mirarte sin tus lentes
y  en medio de tu espanto
responderte:
¿Qué tiene su espanto,
qué tiene su asombro,
que deseo regresar?



Te hablo.

Te hablo.

Te hablo sin palabras,
sin mascaras y sin miedos,
te hablo con pocas palabras,
no has  salido de mi mente,
porque sigues viva en mi corazón,
sé que te perdí,
pero eso no me es suficiente para dejar
de sentir lo que siento y sacarte  de mi mente.


No es, es.

No es, es.

No es  tu silencio,
son tus palabras,
tampoco   tu indiferencia
sino tu mirada,
mucho menos tu desamor,
sino  tu particular  manera  de amar.

No es  el presente,
sino el incierto mañana,
cunando no  tenga tus palabras,
cuando me  falte tu mirada,
cuando  busque
y no encuentre esa manera

 única  de amarme.

Celebra.

Celebra.

Camina lento con tus pies  errantes,
siempre llenos de fuerza por alcanzar  tus sueños,
mantén tu mirada fija hacia  adelante,
con tus ojos claros que iluminen esperanza.

Espero  que en este día,
 tengas entre  tus manos,
una  caja de gratitudes, alegrías y bondades,
quizás  con el corazón inundado de lágrimas,
más no de  tristeza ni de pesares.

Celebra  alegre con quienes te  acompañan,
con esos que  contigo han llorado,
con esos que un día  te  dieron la mano,
con esos que llevas en  tu memoria
y que sabes que en la distancia de un más  allá,
contigo caminan y siguen celebrando.  

Celebra  que  hoy es la vida,
celebra que hoy es  alegría
celebra que hoy es tu día,
celebra:
 que si  tú celebras

nosotros contigo  celebramos.

Indiferencia de ti.

Indiferencia de ti.

En esta noche de ciegas miradas y sordas palabras,
invadida por cadáveres de recuerdos
que acompañan  mi  soledad,
veo  aventurar tu presencia
sobre  espesas  nubes de melancolía.

Son mis  palabras,
 débiles relámpagos que se desvanecen,
ante  el sordo y obscuro  firmamento
de  tu indiferencia.

Aunque  fuiste la  tentación de mi  pasado,
no llegué a ser  más que la aventura de  tu futuro,
un  pobre  actor,
en   tu obra  de teatro.

Has sido  tú,
 la única rosa de mi jardín,
la que riego día  y noche
con lágrimas y sonrisas,
mientras  yo  solo soy,
 fría y seca  flor de plástico
que mendiga el riego  de tus miradas,
y el calor  de tu sonrisa.


Cuánto admiro a una mujer.

Cuánto admiro a una mujer. 

Amigo quiero confesarle cuánto admiro a una mujer
Ay…
 ¡Ay amigo!
No sabes usted cuánto admiro a una mujer.

Por  ejemplo esa de pantalones largos, estrechos y apretados;
 cual punta de  lápiz  se atreve a  dibuja su silueta
 de curvas inocentes y llanos peligrosos.

Y qué decir de aquella,
 de pantalones  cortos, de rubia cabellera y largos ideales,
con sus largas y torneadas  piernas al descubierto
como caminante errante
 revela caminos mal trochados. 

Pero también admiro la de largos vestidos
Que revela elegancia cubriendo junto al  tobillo:
mentiras, temores e ideales atrevidos.

Y no menos admiro la del vestido corto y largas cabelleras;
 Atrevida y pronunciada,
Que distrayendo un poco se anticipa
a disimular la ausencia de lo que tiene poco.

¡Ay amigo!
Ay amigo…
No sabe usted cuánto admiro a una mujer.

Por ejemplo juzgue usted aquella tan discreta
revestida de lencería
que tan recatada escode un poco el misterio
y deja el resto a  la imaginería.

Y no menos  digna  de admiración
es aquella de   cansada frente,
toscas manos
  y alegre  corazón,
que  amantando  con su pecho
carga  con orgullo entre sus brazos
el fracaso de un amor.

En edades no tengo distinción,
Pues lo que quita la hermosa juventud
lo remplaza la seducción
que en  edad y  experiencia tiene graduación. 

Por los parques las veo pasar,
las veo salir,
las veo entrar
y cada una llevando junto a ella,
en sus elegantes  bolsos
 los libros donde escriben sus propias historias.

Ahí van por las ramblas de esa ciudad
escondidas entre la multitud,
con sus ojos grandes y profundos,
 inundados de lágrimas
que brotan de  tristes alegrías.

Unas  entran al templo con su largo vestido
a jurarse  amor,
otras salen del juzgado
después  de la  repartición.

Unas van por la plaza
 disimulando ese dedo rodeado de  melancolía,
que un día dijo: hasta que la muerte los separe;
mientras otras entran al frio bar a tomar el caliente café.

Por hoteles y pasarelas,
 aeropuertos y  bibliotecas,
por conventos  y oficinas,
 hospitales y gimnasios,
por  mañanas irradiantes
Y  hasta de noche en mis almohadas
 me suelen abordar
con sus centímetros de menos,
con sus centímetros de más,
con su sien contraído
con su sien expandido
con su alma encogida  
con  su alma ensanchada
y en día de suerte complementada.

  No hay espacio del que me pueda liberar
y un suspiro profundo me vuelve a dominar,
Ufff…amigo
 ¿No sabe usted:
Cuánto admiro a una mujer?

Sentado en la estación espero el tren de mi escapatoria
y cuando montado en el viaje creía haberme liberado.
Una mirada tierna,
una sonrisa afable,
una oración,
el susurro de una canción
un poema bien leído,
Una fragancia a Jazmín 
me invaden de improvisto.

Amigo juzgue usted ahora,
Después de haberle confesado todo.
Sabe usted amigo:
¿Cuánto admiro a  una mujer?


Tu recuerdo de mañana.

Tu recuerdo  de mañana.

Cada mañana al despertarme
suelo sentarme en la silla  de mis  pensamientos
mientras mi alma,
se mece en  la sombra de tus  recuerdos.

Descuelgo mi  mirada por la ventana,
mientras pasan  nubes obscuras cargadas de silencio,
peregrinas como niños que desfilan a  la  escuela,
o abuelas que pasan a  comprar  el mercadillo.

La brisa tempestuosa de la montaña,
desgarra de los  arboles sus hojas,
y encorva de sus ramas los  follajes,
como encorva las lucha  de la  vida,
la espalda  del errante.

El tiempo, el tiempo es la  esperanza,
cada día es la  página  de  un libro,
que se lee como una historia
y se escribe mientras se nos acaba la  vida,
pero  antes  que se acabe,

te pido que  escribas  esta página conmigo.

En lo cotidiano.

En lo cotidiano.

He  aprendido a  amarte en la naturaleza  de tu ser,
en las  sencillez de la cosas  cotidianas de la vida
donde  sencillamente  descubro  tu presencia.

Por  ejemplo:
En la mirada  silenciosa de  tus ojos,
 que cerrados a la  luz  del día,
divagan por  caminos del destino,
 construyendo sueños anhelados.

Te amo  en la  quietud  de  tus  labios
que me hablan con tu presencia
sin necesidad de pronunciar  palabras.

Te amo  en el beso que no me  has  dado,
en la  caricia que me   guardas entre  tus  brazos, 
como en el saludo  rutinario de un de un encuentro,

o un adiós y  chao. 

Respuesta del corazón.

     Respuesta del  corazón.

A veces la razón se solía asustar al verla partir,
perdía la esperanza y  se echaba a llorar,
mientras tanto el corazón
 se  reía de sus tonterías.

¿Y cómo  saber, que no se ha marchado
para siempre?
Preguntaba la  razón.

Tan sencillo,
Contestaba el corazón,
¿No ves  que  sigo  viviendo?



miércoles, 22 de enero de 2014

La impermanencia de la vida.

La  impermanencia de la vida.

Ayer,
tenía  veinte años menos,
un camino sin recorrer
seis  errores sin cometer
y mucho  miedo  por  vencer

Mi cuerpo de nada  se quejaba,
pesaba  unos  kilos menos,
y al especialista
solía poco visitar.

Mi cabeza  no pintaba de gris,
 mi mente se columpiaba en la inmadurez;
mi  corazón latía  a  su ritmo
y no pensaba tanto para amar;
unas veces   amaba como niño
y  otras  veces ni siquiera  sabía  amar.

Hoy,
sentado en este vértice de la historia,
tengo  veinte  años menos,
una mochila de  errores,
una maleta de  recuerdos,
un camino de sueños ,
una caja de bombones,
y una cadena de temores
de volverme  a  equivocar.

Es un día especial.

Es un día especial.

Juega  el niño envilecido  en el parque,
por la  calle  transitan los peatones,
el río deja  correr su cauce como cada  día,
y el sol despunta sus rayos como de rutina,
dando al día la sensación de normalidad.

Sí,
Normal,
 todo parece  ser normal,
más en mi corazón,
en mi historia y tu historia,
hoy es  un día  especial, 
para mi, 
para ti, 
es un día especial.

Una mochila de historias llevas  a tu espalada,
cicatrices de caídas y desventuras
 marcan tu memoria,
una página se escribe hoy en tu libro,
y cuánto me alegra acompañarte en  esa historia,
caminado junto a  ti pasos de esperanza,
y mirando con tus ojos,
 miradas de sueños e ilusiones.

Hoy  con el corazón embargado de alegría,
quiero que  sepas que celebro  contigo la  vida,

y junto a  ti quiero siempre  celebrarla.

Una mirada hacia la vida.

Una mirada hacia  la  vida.

Sentado en esta banca del tiempo
es mucho más  fácil mirar  hacia atrás
y descubrir las huellas  de un camino recorrido 
marcado por  pasos que  quise y no quise dar.

Con estos  lentes del tiempo
me permito leer  este libro de mi vida
que ha sido escrito con páginas de contrastes
páginas de aciertos  y errores,
de alegrías  y tristezas,
de ilusiones y fracasos,
momentos de certezas,
 y otros de margaritas deshojadas, 
personajes  que pasaron dejando una herida
y otros una sonrisa  que  le dio sentido a la vida.

Ahora puesto en pie sigo en la carretera del tiempo,
el sol llega  a su  ocaso y la luna anuncia  su salida,
la noche  es  obscura pero  yo sigo  caminando,
pues bien he  entendido,
que  con  la aurora viene un nuevo  día.

Me  despido de ustedes tengo que avanzar,
llevo entre mis manos
 una maleta de esperanzas,
en mis pies unas sandalias de ilusión,
y fuerza en el pecho
para este  trecho que me  queda por  recorrer.





Mi casa tomada.

Mi casa tomada.

Y dime:
¿Con que  autoridad  te atreves  a pasearte
de un lado para  otro
  por el pasillo  de mis pensamientos?
Y como si te  fuera poco,
 entras  y sales 
por la puerta  de mi memoria,
te quedas en  la  sala  de mi corazón
y  te  bamboleas en la  mecedora  de mis  sentimientos,
mientras  tranquilamente  te sirves
 una  copa de mi melancolía,
tomándote cada botella
de mis  recuerdos.

En verdad,
te pregunto tontamente
 por  si me  quieres  responder,
pues nunca  he  olvidado
que  un día te  di  las  llaves
de  esta  casa.


martes, 14 de enero de 2014

Silencio.


Silencio.

No es mi silencio un adiós,
no es mi silencio el olvido,
no es mi silencio mi sanación.

Es mi silencio el temor de mirar atrás,
es mi silencio una calma en el camino, 
es mi silencio una forma de hablar 
cuando la palabra puede sobrar.

No es mi silencio un efecto de tu silencio,
no es mi silencio la respuesta 
al silencio de tu liberación,
al silencio que te brota de la calma y tranquilidad 
cuando te llega la seguridad de no necesitar mirar atrás
donde el recuerdo sobra
y el pasado huele absurdo.

Aunque calle mis labios
y mis manos silencien mis palabras, 
tu silencio que me habla en el recuerdo de mis noches, 
no lo podré callar

Enfermedad.

Enfermedad.

Cuál   enfermedad,
¿La    del  cuerpo que  te  aqueja  y deja  sin aliento?
¿La  que  necesita  del especialista,
 y se  cura  con  recetas  y  tratamientos?

Quizás  esa no,
no,
esa  no.
¿Tal vez  la  del   alma?
 que  evoca cadáveres  de  recuerdos,
  desahuciada por un futuro incierto
 mientras  pasan los días  sin saber,
si el amor que la  habita
   vive  un poco  más
 o sencillamente  se  muere.

Enfermedad  del  corazón
 que  prueba de lo fútil,
de lo vacío e  insípido
que enceguece  la  razón
 y mutila  los alcances  del corazón.

Enfermedad  que  distancia nuestras  almas,
frena nuestros  sueños
y  ahoga  nuestras  ilusiones.

Ahora,
 ¿Dónde  está  el  especialista?
¿Se inventaron  la  receta,
 o existe  el tratamiento?

Contraste y complemento.

Contraste  y complemento

Tú lírica,
 yo  prosa
orden y caos
semántica y sintáctica
sinopsis y expansión,
yo: tesis
  tú:  antítesis
   nosotros: dialéctica.
     síntesis: disimiles 

Silencio.

Silencio

Me  haces   sabio 
cuando ignorante  me  siento,
evitando  en  mis labios    
las palabras necias.

Me  acompañas  y   escuchas,
me  hablas  y me orientas
me  ayudas  a  descubrir 
las  respuesta  que  no encuentro
cuando  me  invade  la  angustia
 de las  palabras  necias.

En tu presencia  descubro
el pasar  de las   almas  que pecan
y condenadas  se  quedan
cuando dejan  fluir  de su labios 
palabras  necias.

Ensimismado  a  ti me  acojo
como niño  temblando de  temor
y encuentro en ti   la  ayuda
cuando  la  duda   me  incita 
al engaño  
de  las  palabras  necias.

Sentado a  tu diestra 
me  sueles  suscitar 
la sensación  de paz
al  dejar de   escuchar
   las palabras  necias.