lunes, 13 de enero de 2014

Vuelvo a ti.

Vuelvo a ti. 

Padre  he  pecado contra  ti,
he abjurado  tu  casa y  me he  alejado de  ti
olvidándome  de todo el amor
que tenías  guardado para mí.

Cambié  tu amor por  un par  de monedas
que me  dieron  el   deleite y la pasión
que  satisfacen  solo por un momento 
  y dan la quimérica  alegría
que  termina  con el cruel  dolor  
de  haberme apartado de  tu sempiterno amor.

Padre  he  caído, 
  he conocido la  penuria,
la  tristeza, 
el hambre  y el  dolor
taciturno  y  entre  sollozos   he  sentido
desde  lo más  profundo, 
  el deseo de recobrar  tu amor.

Ambulante estuve  entre  placeres  y derroches,
pero  hoy arrepentido  vuelvo a  tu  casa;
 temeroso al  reconocer  mi error
pero  con la  plena  confianza de  saber 

que  por  siempre  estarás  dispuesto a  brindarme  tu PERDÓN. 

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