Que difícil es seguirte Señor.
Seguirte Señor
es entregarte el corazón y darte la
razón,
es
dejarse vaciar para ser llenado de tu
amor,
es
sentir el dolor de
desprenderse de las quimeras
que nos trazan
un itinerario al que le hemos
entregado el corazón.
Seguirte Señor,
es
sentir el aguijón
del
sabor y sin sabor
de nuestro existir,
es
sentir la lucha interior
de un león y un
ave rapaz
en la
que se debate nuestro
deseo y tu
exigente opción.
Seguir
tu CAMINO es experimentar
la confianza
que nos conduce por
los senderos de la duda y la
seguridad;
duda,
de dejarlo todo por
ti y,
seguridad,
de
saber que a tu lado
seremos felices.
Hoy como niño
que se apacienta
en los brazos de su madre,
te entrego mis
temores y fragilidad,
para sentir cómo
por tu
gracia y tu poder
descubro en mi vida el
baluarte de tu amor.
Todo quiero entregarte Señor,
dejar las barcas
de mis recuerdos,
vaciar las arcas de
mis apegos,
orgullos, prepotencia y
rencores,
todo
quiero darte y sentir
la alegría de saber,
que seguirte a ti:
fue,
es y
será mi mejor
opción.
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