lunes, 13 de enero de 2014

Que difícil es seguirte Señor.


Que difícil es  seguirte Señor.

Seguirte  Señor  es  entregarte el corazón y  darte la  razón,
es  dejarse  vaciar  para ser llenado  de  tu amor,
es  sentir  el dolor  de  desprenderse  de las  quimeras
que nos   trazan  un  itinerario al que le  hemos  entregado el  corazón.

Seguirte  Señor, 
es  sentir  el aguijón
del  sabor  y  sin sabor  de  nuestro  existir,
es  sentir la  lucha  interior  de  un león  y un   ave  rapaz
en la  que  se  debate   nuestro  deseo  y  tu  exigente  opción.

Seguir  tu  CAMINO es  experimentar  la  confianza 
que nos conduce  por  los  senderos de la duda   y la  seguridad;
duda,  
de  dejarlo todo  por  ti  y,
seguridad,
  de  saber  que  a tu lado  seremos felices.

Hoy  como   niño  que  se  apacienta  en los brazos  de  su madre,
te  entrego mis  temores  y   fragilidad,
para sentir   cómo por   tu  gracia  y tu  poder
descubro en mi  vida el  baluarte  de  tu amor.

Todo quiero entregarte   Señor, 
dejar las  barcas  de  mis  recuerdos,
  vaciar  las  arcas de  mis apegos, 
orgullos,  prepotencia y  rencores,
todo  quiero darte  y  sentir  la  alegría  de  saber,
 que seguirte  a  ti:

fue,
 es  y  será  mi  mejor  opción.

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